jueves, 2 de julio de 2015

Vanguardismo ecuatoriano: la vida de un artista


Uno de los mejores exponentes del arte contemporáneo latinoamericano es, sin lugar a dudas, el ecuatoriano Oswaldo Guayasamín. Pintor, dibujante, escultor y muralista que nació en la ciudad de Quito el 6 de julio de 1919.

Guayasamín empezó su gusto por el arte desde muy pequeño cuando retrataba a sus compañeros y profesores de la escuela a la que asistía, y en la que les vendía su trabajo. Más adelante, empezó a realizar obras de mayor producción y complejidad, misma que vendía en diferentes puntos icónicos de su ciudad natal.

La vida de este artista ecuatoriano fue marcada por sucesos que acontecieron en el Siglo XX, de la que originó su tipo de obra tan característica en la que retrata las vivencias de las personas enmarcadas en un mundo lleno de guerras, dictaduras, genocidios, desigualdades, etc. 

Su obra, categorizada como expresionista, dada su alta carga de descripción objetiva de la realidad, a través de la puesta en relieve de sentimientos como la miseria, la soledad, la desgracia y la tristeza. Fueron la que le dieron un amplio reconocimiento a nivel mundial.

El expresionismo, que es la deformación emocional de lo real y que definió, y posteriormente caracterizó a Oswaldo Guayasamín, se desarrolló en el periodo de entreguerras, comprendido desde el final de la Primera Guerra Mundial el 11 de noviembre de 1918 y el inicio de la Segunda Guerra Mundial el 1 de septiembre de 1939.
Oswaldo Guayasamín quería romper con los canones establecidos por el arte tradicional en el que se debían respetar las formas, los colores, las dimensiones, etc. Y eso lo logró con una de las corrientes vanguardista más difundidas, el expresionismo, que defendía justamente lo que este artista ecuatoriano quería plasmar en sus obras: la libertad individual, el irracionalismo, el apasionamiento, y sobre todo, la denuncia social.

A continuación un breve video que reseña la vida y obra de este excelente referente del arte contemporáneo latinoamericano, Oswaldo Guayasamín.

La obra de un grande




Hablar de Oswaldo Guayasamín es hablar de arte, creatividad, diversidad, identidad. Rasgos que identifican la obra y trabajo de uno de los artistas más reconocidos a nivel mundial y sobre todo, más representativos.

La obra de Guayasamín se divide en diferentes etapas en los que retrata diversas cuestiones sin dejar a un lado su esencia como artista y como persona, en la que a través de sus obras, siempre quiso hacer una denuncia o una alegoría a algún tema social de actualidad.

Las principales obras de Oswaldo Guayasamín son: Huacayñan, La Edad de la Ira y La Ternura. Aunque no fueron las únicas, valga la pena decir, ya que también realizó paisajes y retratos de personajes ilustres, estas sí son las más reconocidas, y a mí parecer las mejores, dada su  perfecta la imprecisión para elaborar: rostros, manos, expresiones, etc.

Huacayñan



Esta es la primera etapa, serie pictórica u obra del maestro ecuatoriano que debe su nombre a la traducción de la palabra en quichua Huacayñan que significa “el camino del llanto”.

Huacayñan, según las propias palabras de Guayasamín, era “el camino por dónde camina la lágrima’, el pliegue del párpado inferior, antes de rodar por la mejilla o los ojos que comienzan a humedecerse, antes de que salga el llanto, y la imposibilidad de llorar, cuando todo el cuerpo se lava de lágrimas y quedan los ojos secos

Esta serie pictórica de Guayasamín, desarrollada entre 1946 y 1952, nació cuando el pintor ecuatoriano hizo un  viaje por varios países de Latinoamérica, entre ellos: Bolivia, Perú, Brasil y Argentina y decide crear una obra que retratara las problemáticas de estos países, sobre todo de esas razas históricamente vulneradas.


Guayasamín quería retratar los rostros de los pueblos indígenas, negros y mestizos y sus sufrimientos, sus angustias, sus tensiones, sus preocupaciones, etc. Para él era vital hacerlo, porque creció siendo hijo de un indígena guaraní y una mamá mestiza. Esa convergencia entre dos etnias diferentes y la discriminación que sufrieron sus padres lo marcó para el resto de su vida.


Huacayñan se compone de 103 cuadros que se encuentras esparcidos por todo el planeta, uno de ellos es este llamado flagelamiento:





Flagelamiento es una obra que retrata al pueblo latinoamericano y el sufrimiento, la tortura que este tuvo que sufrir durante la colonización. En esta obra, se hace referencia al pueblo africano traído para ser esclavo de blancos europeos en una Latinoamérica indígena.

Otra obra de amplio reconocimiento y suma importancia para Guayasamín, es esta obra denominada Ataúd Blanco.




Esta obra le hizo acreedor a Oswaldo Guayasamín de el Gran Premio de la bienal de Barcelona, uno de los más importantes de su categoría en el mundo. Aquí, el pintor retrata el sufrimiento de una madre indígena y sus familiares por la muerte de su hijo que reposa en un ataúd de color blanco, decorado con el  papel brillante de las cajetillas de cigarro, en remplazo del oro que usarían los más pudientes.